Monterrey— La casa ubicada en la calle Chihuahua, en la Colonia Floridos Bosques de Nogalar, era revisada anoche por peritos de la Procuraduría y agentes ministeriales.
Ahí, se presume, Brenda Esmeralda Sandoval, de 25 años, y su hijo Carlos Eduardo Jáuregui, de 7, fueron atacados a golpes.
"Se está recabando evidencia, se harán pruebas para ver si hay huellas de violencia, de sangre, algo que nos ayude a la investigación", explicó uno de los fiscales cercanos al caso.
Peritos entraban y salían y desde el exterior se podían observar lámparas que iluminaban particularmente la sala de la casa donde vivían Brenda, Carlitos, su pareja, el policía de San Nicolás, Víctor Hugo Díaz Hernández, y la bebé de ambos.
La inspección inició poco después de las 19:00 horas y todavía a las 2:00 horas se encontraban trabajando junto con ministeriales.
Sospechan infidelidad
Una supuesta infidelidad de Sandoval Velasco pudo provocar que su pareja planeara victimarla junto con su hijo Carlos Eduardo, de 7 años, y producto de una relación anterior.
El principal sospechoso del doble crimen es precisamente Díaz Hernández, quien desde el lunes se incapacitó por lesionarse fuera del trabajo y este jueves regresaría a laborar.
En el lugar donde la familia vivía trascendió que el oficial nicolaíta habría sido capturado y llevaba con él a su hija de 1 año de edad.
Aparentemente, el lunes encontró a su mujer con otro hombre dentro del domicilio ubicado en la calle Chihuahua.
Testigos coincidieron en que Díaz Hernández salió lesionado de la vivienda y luego ya ningún integrante de la familia fue visto, lo que presume que en el interior se inició una riña entre los involucrados.
Tampoco Brenda regresó a su trabajo desde ese día, en una paletería ubicada en la Colonia Pedregal de Santo Domingo, donde se informó, se habría apoderado del dinero de la venta de varios días y tenía una denuncia en su contra.
La casa donde vivía Sandoval Velasco es propiedad del dueño de ese negocio y al parecer tiene parentesco con la víctima.
Vecinos señalaron que la pareja tenía por lo menos cinco años viviendo en el domicilio y nunca fueron vistos tener un pleito.
"Saludaban y ya, no eran muy sociales, pero tampoco se peleaban, se veía que se llevaban bien, eran de Jalisco creo. El hombre es policía, pero no lo hemos visto después de todo esto", dijo una vecina.
Anoche se informó que por el doble crimen habían sido detenidas varias personas, pero aunque no se confirmó, extraoficialmente, trascendió que entre éstos estaba Díaz Hernández.
La ubicación del Jetta negro de la víctima tampoco se había dado a conocer por las autoridades.
Vecinos lloran a menor
Don Clemente Peña no paraba de llorar, no podía creer que a quien consideraba su nieto, con el que jugaba todos los días en la Colonia Floridos Bosques de Nogalar, había sido víctima de un crimen sin piedad.
Hablaba de Carlitos, quien junto a su madre fue quemado vivo, presuntamente por su padrastro, el policía de San Nicolás Víctor Hugo Díaz Hernández.
Sentado en su silla, el hombre de 72 años hablaba, pero el llanto le cortaba la voz.
"Era un niño hermoso, bonito el condenado, llegaba a jugar conmigo, con mis nietos, aquí andaba dando lata.
"Mi nieto lo correteaba y lo cuidaba. Aquí los cuidaba y era muy travieso, me daba patadas jugando y le corría, no debieron hacerle eso a este niño, me da mucha tristeza, me duele mucho este niño a mí", dijo sin parar de llorar.
Junto a él estaba su esposa y otros vecinos que recordaban al menor. Todos coincidían en sentir tristeza al enterarse del caso.
"Aquí casi no salía la mamá ni el papá, el que salía a jugar era el niño. Aquí andaba con todos los niños de la cuadra, muy buen niño. Todos nos sentimos muy tristes porque cuando nos enteramos cómo murieron pues da mucho dolor, impotencia, no es posible que alguien le haga a un niño eso", explicó una mujer.
Carlitos y su madre fueron localizados la mañana del miércoles muertos al ser calcinados detrás de unas bodegas en el camino conocido como Orión, entre la Carretera a Miguel Alemán y la calle Fénix, en Apodaca.
Pruebas periciales determinaron que la mujer presentaba huellas de estrangulamiento y el niño una contusión profunda de cráneo, pero ambos fueron quemados vivos.
Con información de Reforma