Detrás del sospechoso retraso del estreno de La Verdad Sospechosa, la última película del director Luis Estrada, hay un caso de censura brutal de la empresa Televisa que, como no le gustó el contenido de la cinta que había coproducido con el cineasta y que narra la historia de un presidente creado y dominado por una televisora, decidió ejercer todo su poder para vetarla y se negó a distribuirla.
Además, Televisa pidió a otros distribuidores como Fox y Universal, que tampoco la distribuyeran y presionó a las dos principales cadenas de cine en México, Cinemex y Cinépolis, para que no aceptaran exhibir comercialmente la cinta. El resultado del veto de Televisa fue que la película de Estrada se encuentre en estos momentos “enlatada”, como en los viejos tiempos de la censura del PRI, pero en esta ocasión no por obra de Los Pinos ni de Gobernación, sino todo por el poder que tiene y que ejerce, para decidir qué deben y qué no deben ver los mexicanos, la empresa propiedad de Emilio Azcárraga Jean.
La Verdad Sospechosa debió estrenarse desde el mes de marzo pasado, cuando terminó de ser post-producida y estaba lista para llegar a las pantallas. El momento era por demás propicio: la historia narra cómo una empresa de televisión elige a un político menor y lo apoya con todo su aparato publicitario e informativo hasta convertirlo en un popular aspirante a la presidencia y, a la postre, llega a ser presidente de la República. Justo cuando en el Congreso se comenzaba a debatir la polémica reforma de telecomunicaciones, que trata precisamente de acotar el poder de las empresas monopólicas, la película parecía hecha a medida para una coyuntura política como esa.
Pero ocurrió que al verla terminada los ejecutivos de la televisora de San Ángel, que se habían asociado un par de años antes con Luis Estrada en un intento de “lavar su conciencia”, no sólo decidieron romper la relación que habían hecho con el cineasta sino que lo amenazaron con que su película no vería la luz y no llegaría a las salas de cine. “Te pasaste de la raya”, dijo uno de los más altos ejecutivos al cineasta, al tiempo que reclamaba romper la sociedad que habían hecho para producir y financiar el proyecto.
Televisa exigió a Estrada que le regresara el dinero que había aportado para producir la cinta, pero no conformes con ello, operaron y movieron toda su fuerza en la industria cinematográfica para ejercer un veto fulminante, pidiendo expresamente a las distribuidoras más importantes -como Fox y Universal- o a las cadenas de cine como Cinemex y Cinépolis, que no distribuyeran ni exhibieran la película en sus complejos.
¿Pero qué fue lo que tanto molestó a Televisa que primero había apoyado y alentado el proyecto de Estrada? Al parecer hubo escenas y líneas que a la televisora de San Ángel le parecieron excesivas, como una en la que al personaje ficticio de la cinta, cuando era gobernador de un estado, un ejecutivo de la empresa televisiva que aparece en la historia, le envía a una popular actriz para que se convierta en su novia y le ayude a elevar su popularidad en las encuestas.
Hay en la cinta otra escena en la que uno de los ejecutivos de la empresa ficticia llama al personaje de “el señor presidente” -personificado por el actor Sergio Mayer- a quien regaña y recrimina por su falta de apoyo. Al final, Televisa cambió de opinión, y de haber aceptado coproducir y distribuir La Verdad Sospechosa junto con la empresa Bandidos Films, propiedad de Estrada, decidió no sólo cancelar su participación en la cinta, sino además vetarla para que no pudieran verla los mexicanos.
Así pasamos de la época de la censura del viejo PRI a la censura de Televisa. Esta vez ni Gobernación ni Los Pinos tuvieron que mover un dedo, no hubo órdenes tronantes ni llamadas de los míticos teléfonos rojos para enlatar una película, pero el resultado final es el mismo: la censura. ¿Qué más tendrá La Verdad Sospechosa para que los señores de la poderosa televisora decidieran que no debemos verla? ¿A quién quieren proteger con este burdo intento de censura?