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lunes, 29 de diciembre de 2014

Contra la apatía: la fábula del ratón y la ratonera

Anon Hispano - 8:00 p.m.



Un ratón que habitaba en una casa observó un día que un hombre entregaba un paquete a la dueña de la casa. El ratón pensó que se trataba de comida, así que se imaginó su comida preferida, queso. El solo pensar que era un queso hacía que se le hiciera agua la boca.

En cuanto pudo corrió abrir la bolsa dispuesto a disfrutar ese manjar, pero quedó aterrado cuando descubrió que el contenido del paquete era una ratonera. Inmediatamente corrió al patio a advertir a todos los animalitos del peligro.

Encontró a la gallina y le dijo: 'Hay una ratonera en la casa, ¡una ratonera!'; la gallina le dijo: 'Discúlpame ratón; entiendo que eso sea un gran problema, pero a mí no me perjudica en nada, así que no me interesa'.

El ratón entristeció y siguió corriendo alertando a todos del peligro.

Llegó hasta el cordero y le dijo: '¡Una ratonera, trajeron una ratonera!". "Discúlpame, ratón, a mi eso no me afecta. Yo lo único que puedo hacer por ti es orar", le dijo y siguio comiendo tranquilamente.

Finalmente el ratón llegó a donde estaba la vaca para alertarla. La vaca se burlo de él y le dijo '¿Acaso estamos en peligro todos? ¡Ja ja ja!'.

El ratón regresó a la casa, triste al saber que se tenía que enfrentar solo con su problema, ya que a nadie le había importado.

Aquella misma noche se escuchó un ruido como el de una ratonera atrapando a su víctima. La dueña de la casa fue a ver qué había en la ratonera; en la oscuridad no se dio cuenta que la ratonera había atrapado la cola de una víbora venenosa, de tal suerte que al acercarse y la víbora la mordió. Su esposo la llevó inmediatamente al hospital y ya de regreso en casa seguia con fiebre, así que nada mejor que un buen caldo de gallina, por lo que mató a la gallina. La mujer empeoró y todos los amigos y vecinos acudieron a verla por lo que fue necesario matar al cordero para poder alimentarlos.

Finalmente la mujer falleció y todo el pueblo asistió al funeral. El esposo, triste y agradecido con su solidaridad, vendio a la vaca para cubrir sus gastos.

Moraleja: la próxima vez que alguien enfrente un problema y creas que a ti no te afecta, piénsalo dos veces.

Contribución de un lector.
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AP