Uno de sus exescoltas más próximos revela la vida de lujo del dictador cubano, oculta a sus compatriotas y al mundo entero
Secreto de Estado
Uno de los secretos mejor guardados de la dictadura cubana es la vida de lujo oculta de Fidel Castro. Para disfrutar de placeres negados a la mayoría de los cubanos, que chocan con la ideología que propugna desde hace más de medio siglo, el expresidente posee una paradisíaca isla privada, más de veinte mansiones, una marina con yates, cuentas bancarias cifradas, una mina de oro, criadas, cocineros uniformados y hasta una fábrica de quesos para su uso personal. Todo esto lo acaba de revelar su exguardaespaldas Juan Reinaldo Sánchez en un libro que el próximo otoño se publicará en España y otros países iberoamericanos, donde ofrece un inédito testimonio del círculo más estrecho de Castro.
El ex teniente coronel del Ministerio del Interior (Minint) asegura en una entrevista con ABC que «uno de los mayores secretos de la dictadura cubana es la vida privada oculta que Fidel siempre ha mantenido como un secreto de Estado, mientras exportaba al mundo la imagen de un sacrificado revolucionario que nunca se tomaba vacaciones, cuando en realidad vivía como un capitalista con todos los placeres de un monarca del siglo XVI y manejaba Cuba como si fuera un señor feudal».
Huida en lancha
El líder de la revolución cubana, próximo a los 88 años y apartado del poder desde 2006 por una grave enfermedad intestinal, no elige a cualquier persona para que sea su sombra. Juan Reinaldo Sánchez (La Habana, 1949) es licenciado en Derecho y por la Escuela Superior de Contrainteligencia, así como graduado por la escuela especialista de seguridad personal. Entre 1968 y 1994 formó parte de la seguridad personal de Fidel Castro, y llegó a ser uno de los jefes de su escolta.A partir de 1977 integró el anillo más cercanoal expresidente. El exmilitar cubano se exilió en Estados Unidos en 2008 tras purgar dos años de cárcel por «insubordinación al pedir el retiro» y huir de la isla en una lancha. Sánchez acaba de publicar en Francia «La vida oculta de Fidel Castro», escrita junto al periodista de «L’ Express» Axel Gyldén, quien aseguró que pudo contrastar su testimonio. El próximo 21 de octubre el libro saldrá a la luz en España bajo el sello de Península.
Isla de cayo Piedra
Sánchez explica desde Miami que Castro posee más de veinte mansiones repartidas por toda la isla en las que ambos se alojaban durante los viajes. Dos de ellas contrastan especialmente con la vida llena de carencias de los cubanos. «La Deseada», un coto de caza situado en la provincia de Pinar del Río donde Castro pasaba los fines de semana en la temporada de lluvias —acompañado de su segunda mujer, Dalia Soto del Valle— y disparaba a los patos que emigran de Florida a la isla.
Pero el resto del año, sobre todo en agosto, los Castro preferían cayo Piedra, una pequeña isla cercana a Bahía de Cochinos «con un radio de exclusión marítima de tres millas solo para Fidel». En este paraíso tienen casa propia y de invitados con piscina de agua dulce, delfinario, criadero de tortugas, helipuerto y guarnición permanente.
Invitados al restaurante flotante
Por el restaurante flotante de cayo Piedra pasaron el escritor Gabriel García Márquez, el dueño de la CNN Ted Turner, la periodista estadounidense Barbara Walters, el empresario francés Gérard Bourgoin, el expresidente colombiano Alfonso López Michelsen o el dictador de la extinta RDA Erich Honecker. La mayoría de los «privilegiados» eran extranjeros, según los ojos del ex teniente coronel, que no recuerda haber visto a españoles en cayo Piedra. Pero en 1986 estuvo sentado en la mesa de atrás de Fidel Castro y Felipe González en el cabaret «Tropicana».
Pataleta tras la huida de su hija Alina
Sánchez describe a Castro como una persona «egocéntrica, tozuda, un gran manipulador que ha utilizado a otros presidentes en su beneficio y un oportunista». El antiguo escolta no diría que es un mujeriego, «porque sus romances duraban bastante, aunque era capaz de estar con dos o tres mujeres a la vez». Cree que el dictador cubano tiene al menos nueve hijos: Fidel Castro Díaz-Balart, Jorge Ángel Castro López, Alina Fernández Revuelta, los cinco habidos con su actual mujer y uno con la traductora Juanita Vera. El exmilitar presenció la «rabieta tremenda» de Fidel Castro cuando se enteró de que Alina huyó de Cuba disfrazada en 1993. «Pateaba el suelo», exclama.
Cómo se le cayó la venda
A Juan Reinaldo se le cayó la venda de los ojos cuando en 1989 oyó «una conversación entre Fidel y su ministro del Interior José Abrantes, que dejaba constancia de su relación con el tráfico de drogas», y la posterior condena a muerte del general Arnaldo Ochoa «para limpiar su nombre y el de su hermano Raúl». Sobre el actual presidente cubano, que es «menos inteligente, carismático y popular», sostiene que atesora «yates y casas por toda la isla, aunque su vida de capitalista no llega a la magnitud de la de Fidel». También afirma haber visto al líder cubano reunido con miembros de grupos terroristas del calibre de ETA, el IRA, Sendero Luminoso o las FARC.
Juan Reinaldo Sánchez cuenta que a finales de los ochenta se sintió «engañado y utilizado», pero la oportunidad de abandonar el círculo de Fidel Castro no surgió hasta 1994, «cuando mi hija y mi hermano se marcharon del país, fui invitado a elegir otro puesto y opté por la jubilación». Luego vino la cárcel, donde «juré ante Dios que el mundo iba a saber quien era Fidel Castro, no se merecía mi silencio».
Una fábrica de quesos para su uso exclusivo
Fidel Castro posee una fábrica que produce los quesos, yogures y helados para su propio consumo o de quien él decida. La fábrica de quesos de Portugalete se halla en la localidad de Nazareno, a unos dos o tres kilómetros del llamado punto cero, la casa habanera del dictador en Siboney, según Juan Reinaldo Sánchez. Es una vivienda tipo clase media-alta en Estados Unidos pero a años luz de la del cubano corriente. Allí Castro recibe la visita de amigos como Cristina Fernández de Kirchner en un salón pintado de lila con vidrieras de colores, como se puede ver en las fotografías.
Diecisiete años a la sombra de Castro han sido suficientes para saber que prefiere el yogur de limón, el helado de vainilla y las carnes blancas. «Nunca comía carne roja ni cerdo, y ahora que está enfermo menos. En alguna ocasión tomaba cordero. Pero su menú preferido era a base de pescados, mariscos y pollo», señala su exescolta.
Un equipo de cocineros uniformados se turnan para prepararle la comida y varias criadas se ocupan de la casa «dirigidas por su mujer». «Por tener, tenía hasta un doble a quien paseaban en su coche y con su uniforme por las calles de La Habana cuando Fidel fue hospitalizado en 1983 y 1992», apunta Sánchez.
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