Un ‘like’ desde tu computadora, la información personal y fotografías que manejas en las redes sociales o la gente con la que contactas sin conocer pueden llevarte a quedar atrapada en una red de trata de personas o pornografía. Ésta es la nueva modalidad de las organizaciones trasnacionales para “enganchar”, sobre todo a niños, niñas y adolescentes, para después someterlos a explotación sexual o laboral.
Nelly Montealegre Díaz, titular de la Fiscalía Especial para los Delitos de Violencia contra las Mujeres y Trata de Personas de la Procuraduría General de la República (PGR), advierte en entrevista que las redes sociales son hoy el mecanismo preferido para reclutar víctimas a quienes se engaña con la ilusión de una relación, una falsa oferta de trabajo, o la promesa de convertirlas en modelos famosas. Los tratantes se han modernizado y son internautas a la caza de “mercancía”.
Con la nueva estrategia de estas organizaciones, revela, va en aumento el número de menores que son contactadas: de las 274 víctimas atendidas desde 2012 a la fecha, 87 de ellas (31.7%) tienen menos de 18 años, y todas fueron ubicadas en redes sociales.
Estas redes operan en 26 estados, aunque ocho tienen la mayor incidencia de casos detectados. El Distrito Federal —que concentra 19.6%, de los 240 investigados de 2012 a febrero de 2014—, es centro de explotación al igual que Puebla; pero entidades como Guanajuato y Oaxaca son puntos de entrenamiento para jóvenes. Y en 10% de los casos, cuando las víctimas ya están listas, son enviadas al extranjero, sobre todo a Estados Unidos.
—¿El ilícito ha evolucionado, cuáles son los desafíos para combatirlo?
—Hemos visto una evolución verdaderamente sorprendente desde el uso de las redes sociales, que han facilitado mucho el contacto y el enganche con las víctimas, y conocer mucho de su entorno, incluso antes de acercarse a ellas, mucha información tienen ya los tratantes de personas.
Montealegre Díaz expone que los tratantes han sabido capitalizar el acceso a las víctimas a través de redes sociales. “Con esta necesidad que tenemos hoy de fama, donde les digo que hoy día la autoestima se mide en función de cuántos ‘followers’ y cuantos ‘likes’ te dan en Facebook, o cuántos contactos tienes, entonces pareciera como si fuera muy exitosa, y a partir de eso los contactos que se dan son mucho más fáciles”, alerta.
—¿Después de que las contactan, cuánto tiempo les lleva ‘enganchar’ a las víctimas?
—Yo hablaría de no más de dos semanas, es complicado en verdad ver qué tan fácil confían en otras personas, es tan fácil, y a mí me preocupa mucho.
La fiscal admite que éste fenómeno “nos ha generado a nosotros mucho trabajo; en Monterrey detuvimos a un sujeto que se hacía pasar como jefe de una agencia de modelos para una de las televisoras más grandes, y en realidad lo único que obtenía era imágenes de ellas; después las chantajeaba, las extorsionaba y obtenía más videos de ellas o fotografías desnudas, o en las posiciones que él quería, a partir de que él tenía sus primeros videos y ya había obtenidos sus contraseñas de Facebook, y le podía mandar eso a todos sus contactos”.
Advierte que “en un alto porcentaje de los casos, yo creo que casi en la generalidad, utilizan estos contactos, incluso no tan sólo para captarlas, tenemos ya casos en los que la administración se da por cuentas de correos o por redes sociales: ‘cómo te fue hoy’, le mandan mensajitos de oye, cuánto recolectaste, cuántos clientes. Y entonces a partir de eso ellos pueden reclamar la ganancia”.
—¿Cuál es el perfil de las víctimas enganchadas en redes sociales?
—Qué estamos identificando, principalmente las adolescentes, el número que tenemos como víctimas de trata, es el mayor porcentaje, también en el refugio; son más fáciles de enganchar y más proclives a aceptar un cortejo o una oferta de trabajo falsa.
Detalla que dos de los casos que se desarticularon el año pasado de pornografía infantil y trata, implicó a menores a las que les habían prometido ser modelos de televisión y de lencería.
“Les prometen desde no vas a trabajar conmigo, yo te voy a mantener, o vas a tener un buen trabajo, o eres la modelo que México estaba esperando, o aquí no hay reglas, no hay nada, tú puedes vivir conmigo, vamos a ser felices, ve mi carro, viajar por el mundo, les ofrecen cualquier cantidad de cosas”, indica la fiscal especial.
Los tratantes estudian a sus víctimas por la información que suben a sus redes y las eligen. “Son adolescentes que tienen muchos problemas de comunicación con los padres. Pero también la tecnología ha tenido que ver en ello, por ejemplo, se le pregunta a la mamá quién es el mejor amigo de tu hija, y no lo saben; quiénes son sus contactos, si tiene cuenta de correo. Dicen: ‘pues sí, yo veo que está conectada pero no sé su cuenta de correo electrónico’. Y cuando vemos su cuenta de correo es chicasexychiquita@, y con esa cuenta o la cuenta del Facebook de ‘la chiquita siempre disponible’, entonces quién las va a contactar”, explica la fiscal.
Indica que la cultura de las redes sociales crea un escenario propicio para las redes de tratantes. “Hoy los jóvenes tienen relaciones largas, largas de dos Facebooks, tres likes y dos twitter, y esas son las relaciones más consolidadas que puede haber (…) encontramos cada caso en el que pensamos cómo pudieron creer, pero realmente son niños y hay que enseñarlos a cuidarse y los papás a estar atentos”.
Por ello, Montealegre indica que “ya tenemos material muy focalizado para decirle a los padres cuida a tus hijas y tus hijos, esto puedes hacer para que no corran riesgo, y no dejarlos con la ‘nana virtual’ de la computadora y súper seguros dentro de la casa, cuando en realidad no lo están”.
Los casos son graves, reconoce, “qué va a pasar con las nuevas generaciones, que va a pasar con estos niños y niñas, este tipo de víctimas son muy complicadas; tuvimos una víctima el año pasado y su mayor temor es acercarse a una computadora, es una niña de 10 años ahora, a ella le da miedo verse ahí; pero imagínese una niña que no pueda tener acceso a una computadora, y que tiene que ocuparla para la escuela, para el trabajo, para todos los escenarios de su vida”.
Revela que los varones no están exentos. “El año pasado tuvimos el caso de dos niños a los que contrataron para irse a Sinaloa a trabajar como sicarios, y los contactaron y los contrataron por Facebook, y ellos ya se iban para allá, dos adolescentes de 14 y 15 años”, eran dos compañeros de escuela del Estado de México que aceptaron la oferta de salario, casa, comida y armas. Pero las autoridades lograron interceptarlos en Guadalajara y regresarlos a casa.
Añade que “es un tema como de la falta de cultura y de cuidado, de que los padres no saben hoy día quiénes son sus hijos, no saben si tienen correo electrónico, Facebook o redes sociales en general, entonces pareciera que son totalmente desconocidos en este mundo virtual para sus padres”.
Montealegre Díaz detalla que en más de dos años se han detectado casos de trata en 26 estados, pero ocho tienen mayor incidencia o son zonas de entrenamiento de víctimas: DF, Puebla, Tlaxcala, Estado de México, Chiapas, Chihuahua, Oaxaca y Guanajuato.
“Hay casos en los que hay más de una entidad involucrada, donde vamos viendo que estas víctimas que son llevadas al extranjero, regularmente el primer proceso de capacitación se da en México; es decir, ya vi cómo se comporta ella en México, ya vi que mi mecanismo de presión y coerción sobre ella es efectivo, ya la puedo llevar a Estados Unidos, ya está preparada para que yo la pueda explotar allá”, indica.
Montealegre revela además que “nos han detonado nuevos estados, que son como de capacitación, porque vamos identificando que en esas entidades están dos o tres meses, las van rotando casi al centro-sur del país, y después de ahí ya están listas para llevarlas a Estados Unidos”.
“Últimamente Guanajuato ha tenido un incremento en cuanto a los lugares de explotación, principalmente, hay lugares a los que parece que ahí las llevan a explotar y después las mueven, y después las suben a la frontera, y de ahí para ser llevadas al extranjero, que son 10% de los casos”, expone la fiscal especial de la PGR.