Un elemento de custodia y traslado de valores de la empresa "Metraval" se dio a la fuga para robar el dinero que trasladaba a bordo de una unidad blindada.
Alrededor de las 16:00 horas, Eduardo Mendoza Morales y dos de sus compañeros llegaron a "La Europea", una abastecedora de vinos ubicada en Homero y Arquímedes, en la colonia Granada de la delegación Miguel Hidalgo, para recoger dinero en efectivo.
Cuando la camioneta estuvo en alto total, dos de los custodios que viajaba en el vehículo descendieron para realizar el servicio.
Eduardo, el chofer, dijo a sus compañeros que para no afectar la circulación daría una vuelta y estacionaría la camioneta unos metros adelante, por lo que arrancó la unidad con placas de circulación 245-ER-6, pero jamás se detuvo.
Cuando los custodios que realizaron la transacción salieron del negocio, se dieron cuenta de que no estaba ni Eduardo, ni la camioneta blindada, así que reportaron lo ocurrido a las autoridades correspondientes.
Al cruce de Homero y Arquímedes llegó otra camioneta de valores, con matrícula 380-HCD, conducida por Pablo Colín Almará, de 27 años de edad, y Osiris Rojas, para tratar de localizar, vía satélite, el vehículo robado.
Con ayuda de esta unidad y con apoyo de las cámaras de vigilancia del programa Bicentenario Ciudad Segura, la camioneta que hurtó Eduardo fue hallada en Río San Joaquín y Lago Mask, en la colonia Granada.
El conductor logró escapar y hasta el momento se desconocía el monto de lo robado. En el vehículo sólo se encontró una chamarra roja en el asiento del copiloto.
Los compañeros de Eduardo, Damián Martínez Lizama, de 28 años de edad, y Raúl Piña Cruz, de 30 años, fueron presentados ante la Coordinación Territorial de Seguridad Pública y Procuración de Justicia, Miguel Hidalgo 4, para rendir su declaración y deslindar responsabilidades.
El 29 de diciembre pasado, El Universal publicó que las empresa de traslado de valores deben cumplir con protocolos de seguridad establecidos por la propia compañía que brinda el servicio, con la finalidad de que los montos lleguen a su destino tomando en cuenta el riesgo y la seguridad del cliente, de la mercancía y de los custodios.
Uno de los fines de estas empresas es que lo transportado llegue a su destino a tiempo, evitando el mayor número de riesgos, para lo cual los empleados deben seguir con un "protocolo maestro", el cual consta de cinco niveles mentales para los escoltas; de este modo, los empleados deben encontrarse en un estado relajado pero alerta que les permita vigilar a la gente, los lugares y los objetos del entorno, así como mantenerse al pendiente de las dificultades.
Según la investigación, el dinero y las personas no comparten espacio durante el traslado y cuando el personal pretende manipular el efectivo lo tiene que hacer desde adentro del vehículo y pasarlo de un compartimiento a otro.
El Universal
