El ministro de Interior ofrece una extraña justificación de los camiones de chorros de agua: no están "pensados para las personas"
No es habitual que un presidente del Gobierno se exprese así, pero Mariano Rajoy se ha sentido obligado a aclarar que él no es "un fascista contumaz" ante las numerosas protestas y comentarios de los periodistas sobre su negativa a que le pregunten libremente durante sus comparecencias. Así, esa ha sido su respuesta a si mantiene su intención de ofrecer una rueda de prensa a final de año en la que no habrá turnos tasados ni medios vetados.
"La tendré que hacer porque si no, protestaréis. Pero yo no soy un fascista contumaz", ha dicho. Si no hay cambios, esa comparecencia se espera para dentro de diez días, el 27 de diciembre. Para las ocasiones en que ofrece ruedas junto a mandatarios extranjeros, sigue sin haber solución. Rajoy ha escuchado las numerosas quejas, pero se ha limitado a contestar con un lacónico "bien" a la insistencia de la prensa en mantener una reunión formal para solucionar el asunto.
Junto a la consulta de Cataluña, la futura Ley de Seguridad Ciudadana ha sido el otro tema estrella en las conversaciones informales de la recepción navideña de Moncloa. Tanto el presidente como el responsable de Interior, Jorge Fernández Díaz, se han puesto a la defensiva para intentar convencer de que el Gobierno piensa seguir respetando las libertades y el derecho de manifestación y solo busca que los "elementos radicales y violentos" no perjudiquen a los ciudadanos pacíficos que quieren protestar.
Con el ímpetu que le caracteriza, el responsable de Interior ha sentenciado que adjudicar al Gobierno la voluntad de reprimir las protestas en la calle es un argumento "típico de la izquierda". Fernández Díaz también ha explicado que el nuevo camión de chorros de agua para disolver manifestaciones no es muy diferente a los otros cuatro que ya tiene la Policía, pero que se han quedado viejos y no se usan desde hace tiempo. Cuando se le ha indicado el peligro que representa la fuerza de esas mangueras, capaces de catapultar a una persona a varios metros de distancia, el ministro ha asegurado que no están "pensados para las personas" sino para apagar contenedores o coches ardiendo.
Tanqueta antimotines, similar a la que habría adquirido Mariano Rajoy. |
¿Para eso no sirve un camión de bomberos?, se le ha preguntado. "Pues no, porque si tienes una infraestructura estratégica como es un puente colapsado como ocurrió en Cádiz recientemente, un camión así es capaz de abrir paso a los policías, apagar lo que esté ardiendo y ahuyentar a los violentos. Todo a la vez. Pero el objetivo no es apuntar a los ciudadanos", ha prometido.
La fecha de presentación de la reforma del aborto ha sido otro de los temas candentes, aunque la vicepresidenta del Gobierno no se ha movido de que está "en fase de observaciones" y se ha negado a avanzar si se presentará este viernes o se volverá a aplazar. Como se esperaba, no ha asistido el promotor de la iniciativa. Alberto Ruiz Gallardón sigue afectado por un costalazo a raíz de un tropezón con las correas de sus perros cuando se disponía a sacarlos de paseo el pasado lunes. De momento, el dolor por la fractura de dos costillas lo mantiene en su casa.
En cuanto a la consulta de Cataluña, el jefe del Ejecutivo se ha limitado a insistir en que no se hará y ha dejado la puerta abierta a una nueva reunión con Artur Mas si se la pide. De hacerse, Rajoy no ve la necesidad, no será secreta sino "con luz y taquígrafos". Aunque cuesta creerlo, ha intentado trasladar que no está profundamente preocupado por la cuestión. Su frase: "Va a acabar bien porque todo acaba bien". Ya se sabe, su máxima es "el que resiste gana".