Por videograbar a un grupo de policías que aparentemente actuaban de manera ilegal, dos jóvenes fueron detenidos y recibieron una golpiza por parte de elementos de la Secretaría de Seguridad Pública y Tránsito Municipal (SSPTM).
Ariel Ocampo Hernández, uno de los agredidos, relató a e-consulta que tras la agresión quedó a disposición del Juez Calificador y después de cumplir ocho horas de arresto recuperó su libertad; sin embargo, su hermano Osciel Alfonso Rivera Hernández -hijo de un empresario del Club Rotario Puebla- fue presentado en el Ministerio Público y ahora se encuentra encarcelado en el Centro de Reinserción Social (Cereso) de San Miguel.
Precisó que Osciel es acusado por los delitos de daño en propiedad ajena, resistencia de particulares, ataques peligrosos, desobediencia y lesiones, por los cuales el juez penal le impuso una multa de más de 70 mil pesos, además de que tendrá que hacer la reparación de los daños que él no ocasionó.
Los hechos
Ariel relató que todo comenzó la madrugada del viernes, entre las 3:00 y 3:30 horas, cuando esperaba a un amigo afuera del bar El Tiradero, ubicado en avenida Juárez, entre 27 y 29 Sur.
A unos cuantos metros, dijo, estaba su hermano Osciel en compañía de su pareja sentimental, a bordo de su vehículo tipo taxi, color negro con amarillo, el cual estaba estacionado sobre la avenida Juárez.
De momento vio cómo unos agentes de Tránsito Municipal se acercaron al taxi, le pidieron a Osciel su documentación y le dijeron que se llevarían el taxi en grúa porque la unidad no portaba placas de circulación.
Ante ello, el par de hermanos reaccionó oponiéndose dado que una semana antes ambos tuvieron un incidente similar, en donde fueron extorsionados por elementos de la misma corporación.
Ariel les dijo a los uniformados que no podían llevarse el vehículo porque se encontraba bien estacionado. Mientras tanto, Osciel se comunicó al 066 para preguntar si era correcto el proceder de los agentes, a lo que una operadora respondió que no y solicitó que le comunicaran a uno de ellos.
Molesto, un elemento tomó el teléfono y le dijo otra versión a la mujer: que habían recibido un reporte de un vehículo sospechoso en aquel punto y por ese motivo una grúa lo iba a recoger. Después colgó el teléfono y junto con los otros elementos intentó bajar de manera violenta a Osciel.
Ariel y uno de sus amigos comenzaron a grabar videos con su celular -que fueron publicados en internet- y esto molestó al grupo de aproximadamente 15 uniformados que estaban ahí; dejaron a su hermano, quien de inmediato huyó, y golpearon a Ariel para después arrestarlo.
Posteriormente lo llevaron en una patrulla hasta un retén donde se llevaba a cabo el operativo alcoholímetro, donde lo hicieron soplar varias veces y luego, en ese mismo punto, lo pasaron con el juez calificador, quien se negó a escuchar su versión y le pidió a los policías que procedieran en su contra.
"Si no hablas, te mato"
En su denuncia, asentada en la averiguación previa 1753/2014/Norte, Ariel acusa que lo volvieron a subir a la patrulla, la cual "se dirigió a la Diagonal Defensores de la República, cerca de la China Poblana, y en ese trayecto los elementos que iban atrás, junto a mí, me iban golpeando con sus puños y codos, y al llegar a una calle se detuvieron y abrieron puertas para que más elementos me siguieran golpeando, insistiendo en que yo les dijera a dónde estaba mi hermano".
"Sin embargo yo desconocía la ubicación de él, y como no les decía nada, los policías me siguieron golpeando y después me llevaron a Rancho Colorado", donde fue encerrado en un cuarto y lo obligaron a hincarse para seguir propinándole patadas en todo el cuerpo.
Ariel recordó que en esos momentos entró un hombre alto, a quien los demás llamaban "comandante", quien le advirtió: "Yo mato y te voy a hacer hablar, si no te mato".
Luego de cachetearlo, el "comandante" continuó amenazándolo diciéndole que le iba a aplicar "métodos de tortura israelitas".
"Yo no tengo sentimientos, soy el más maldito de los policías", le dijo y entonces le colocó una bolsa en la cabeza para asfixiarlo. En seguida, le llovieron nuevamente los golpes y las patadas para obligarlo a "cantar".
Después lo acostaron, le cubrieron la cara con una franela mojada y le dejaron caer agua en la nariz y en la boca. Al ver que empezaba ahogarse, lo levantaron y continuaron exigiéndole que les dijera dónde estaba su hermano, pues si no hablaba lo iban a matar.
Ariel les mencionó que no lo sabía; entonces escuchó que un policía les decía a los otros que "prepararan la macana con glicerina", y mientras unos lo hacían otros trataron de bajarle el pantalón.
No obstante, en ese momento otro grupo de policías tocó la puerta e ingresó para seguir agrediéndolo. Ahí fue cuando le pidieron los nombres de sus familiares, sus direcciones, números de teléfonos y otros datos personales, al parecer con el propósito de amedrentarlo.
Convencidos de que Ariel desconocía el paradero de su hermano, dejaron de agredirlo no sin antes borrar los videos que tenía en su celular y robarle mil 500 pesos que tenía en la cartera.
Alrededor de las 8:00 horas, el joven de 25 años de edad fue ingresado al Juzgado Calificador, acusado de cometer una falta administrativa. Cumplió ocho horas de arresto y quedó en libertad.
Persiguieron a Osciel por media ciudad
Cuando Osciel vio que su hermano era agredido afuera del bar, decidió huir, pero desde ahí fue perseguido por los policías hasta la zona de la 70 Poniente, donde una patrulla, al tratar de dar vuelta en una calle, chocó contra un poste.
Osciel aprovechó ese instante y se bajó de su unidad para refugiarse en un domicilio, al cual arribaron los policías e ingresaron para detenerlo.
Así, lo trasladaron hasta Rancho Colorado y le dieron una golpiza. Ariel escuchó cuando los policías encerraban a su familiar en otro cuarto y se burlaban de ellos.
Más tarde, Osciel fue remitido al Ministerio Público de la Delegación Norte y posteriormente quedó a disposición de un juez penal, en el Cereso de San Miguel.
La versión de la SSPTM
Según las versiones policiacas, los hechos sucedieron cuando se detectó que el par de hermanos viajaba en aparente estado etílico y se les indicó que se detuvieran. Al descender de su unidad, los elementos les pidieron que se identificaran, pero los dos se negaron y abordaron nuevamente el vehículo para darse a la fuga.
Lo anterior originó una persecución que terminó hasta la Diagonal Defensores de la República y bulevar 5 de Mayo, donde los hermanos chocaron contra una patrulla de la Policía Estatal y ahí mismo fueron detenidos.
La SSPTM mencionó que por el momento no emitirá ningún posicionamiento, aunque señaló que el área de Asuntos Internos de la dependencia, así como Contraloría Municipal, realizan sendas investigaciones para determinar la responsabilidad de los elementos que participaron en la agresión y la detención.
Piden que sancionen a los agentes abusivos
Ariel manifestó temor por su seguridad y la de su familia, pues aseguró que es la peor golpiza que ha sufrido en toda su vida y por lo cual le han robado su tranquilidad.
Por esos motivos solicitó a las autoridades estatales y municipales que se haga justicia, que no basta con "un jalón de orejas" sino que sancionen o procedan contra los elementos que los agredieron, porque es inentendible que los policías puedan hacerles lo que quieran a los ciudadanos y a la vez sean intocables -expresó-.
Ariel también pidió la reparación de los daños que presentan él y su hermano por todos estos abusos.
Físicamente, Ariel continúa lesionado del ojo izquierdo en el que presenta un derrame, así como en el oído del mismo lado, ya que no oye. Además, sigue adolorido por los golpes y patadas.
Psicológicamente, se encuentra afectado y atemorizado por esta experiencia. En estos momentos, señaló, sería incapaz de pararse otra vez en las instalaciones de la Policía Municipal, en Rancho Colorado.
Fuente