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miércoles, 2 de abril de 2014

Taringa! se expande y busca gente para trabajar

Anon Hispano - 12:38 p.m.


La plataforma cumple diez años y tiene ambiciosos planes para avanzar en América Latina.

Hace diez años Taringa.net era una plataforma en Internet para compartir enlaces entre amigos. Fue creada por Fernando Sanz, un estudiante de la secundaria en la escuela Fernando Fader de Buenos Aires. Al tiempo ya tenía 30.000 visitas por día. En 2006 decidió venderla por US$ 5.000 a Matías Botbol, uno de los directores de Taringa!, que comparte la compañía con su hermano Hernán y con Alberto Nakayama. Los socios tenían en ese entonces un servicio de hosting a páginas Web llamado Wiroos.

De muy bajo perfil, Sanz contó que, tal como sucede con la generación más joven, quería viajar y decidió irse a Cuba y a México, con mochila y carpa, durante dos meses. "Taringa! nunca me hubiese permitido esa desconexión", señaló. En este momento vive en Luján, alejado de la ciudad, y sigue trabajando en temas de tecnología e Internet, con el saldo a favor de haber fundado una plataforma que hoy tiene más de 23 millones de usuarios registrados en toda la región, reciben por mes 75 millones de visitantes únicos y cuenta con 140 millones de visitas totales. En la Argentina tienen el 24% del total del tráfico y en México, el 20%, por lo que están buscando un country manager para ese país.

Una charla con Matías Botbol en las oficinas de Taringa!, en Santa Fe y Callao, Capital, pone de relieve que no siempre un perfil académico específico en el rubro en el que se trabaja lleva al éxito en una empresa. Tanto Matías, diseñador gráfico egresado de la Fundación Gutemberg y con un máster en Dirección de Pequeñas y Medianas Empresas en el IAE, como Hernán, que estudió Administración de Empresas, y Nakayama, que sin carrera universitaria es autodidacta, programador y líder técnico, aprendieron sobre la marcha. Ninguno de los tres se recibió de programador.

Sin embargo, en este momento Matías se esfuerza por lograr que quienes trabajan en Taringa! terminen sus estudios, porque "aunque se da mucho en este rubro que haya gente autodidacta hacemos un esfuerzo para que la gente estudie. Una vez que empiezan a trabajar se entusiasman y ya no quieren volver a la carrera, pero es importante que se reciban", dice.

Intermediarios

Desde 2009, los propietarios del sitio enfrentan una causa penal. Habrá que ver si infringieron la ley de propiedad intelectual. "El proceso sigue su curso -dice Matías-. Está bastante bien encaminado. Empezamos a tomar medidas para que las editoriales entiendan cómo funciona nuestro sistema. Generamos un canal de denuncias mucho más fácil para que puedan avisarnos cuando hay algún tipo de archivo o link que pueda violar algún derecho".

El director de la plataforma explica que "en Taringa!, la gente comparte información y una de las cosas que sucedía era que compartían links para llegar a otros sitios web desde donde se descargaban archivos.

"En la Argentina no hay una reglamentación clara sobre cuál es el derecho y el deber del intermediario, que somos nosotros. La realidad es que no hay capacidad técnica para estar chequeando todo lo que la gente sube. Lo que hicimos entonces es instalar un sistema de denuncias donde cualquier persona o empresa que vea violado un derecho pueda hacer la denuncia y lo damos de baja. Como no hay reglas sobre esto es confuso. La gente entiende que Taringa! es proveedor de enlaces de descarga y esto es lo que de alguna manera llevó al juicio. Sería bueno tener una ley que defina el rol de los intermediarios".

Actualmente, en Taringa! trabajan unas 40 personas. "Estamos con nuevas incorporaciones. Tenemos pensado durante este año aumentar la nómina en un 50%", dice Botbol. Los perfiles que necesitan: programadores, diseñadores, maquetadores Web, en la parte técnica. En el área de servicio: administración y ventas. Buscan gente que trabaje full time, "menos en los casos de chicos que estudian, ahí somos más flexibles y vienen menos horas". Son 8 horas de trabajo más el almuerzo. Dos semanas de vacaciones y una más si se cumplen determinados objetivos. "Hay horarios bastante flexibles, nos son tan fijos. Ponemos el foco más en los objetivos que en el horario puntual de trabajo".

El promedio de edad es de unos 30 años. "Hay una idea de que los Y no se comprometen. Nosotros vemos que hay compromiso, pero que hay que motivar según sus expectativas y necesidades. Hay que estar atentos, por ejemplo si se aburren de un proyecto puntual y quieren empezar otra cosa". (La Nación, GDA)

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