Después de un proceso de casi dos meses lleno de "obstáculos", Paulina Guzmán y su madre, Rosalía Flores, firmaron este viernes el primer contrato de libre convivencia en Jalisco.
“Estamos satisfechas de no haber claudicado ante todos los obstáculos que tuvimos al principio”, dijo Guzmán en entrevista.
Ambas recurrieron a esta figura legal, que entró en vigor en Jalisco el 1 de enero pasado, con la intención de obtener un descuento en la póliza de seguro, un beneficio que obtienen los matrimonios pero no quienes han decido, al margen de su parentesco o tipo de relación, compartir un hogar.
La libre convivencia resulta "complicada" en Jalisco
La figura de libre convivencia, que debe firmarse ante un notario público y bajo un contrato, busca otorgar derechos de ayuda mutua a las personas que forman un hogar sin importar su sexo, parentesco o relación sentimental que hay entre ellas.
Los promotores de la libre convivencia han insistido en que esta ley no se reduce a contratos entre homosexuales, como se ha “estigmatizado”, y que los beneficios de este instrumento son para cualquier tipo de personas que comparten un hogar —al margen de los lazos que los unan: sanguíneos, amorosos, de amistad o compañerismo—.
El "complicado" camino a los beneficios
Entre otros beneficios que contempla un acuerdo de este tipo, es que los firmantes pueden compartir ayuda mutua como la seguridad social (IMSS) o bienes patrimoniales.
Paulina Guzmán y su hija de 10 años comparten hogar con su madre, Rosalía Flores, con quien la mañana de este viernes firmó el contrato.
Para esta ama de casa el camino hacia la firma de este contrato ha resultado "sinuoso y burocrático", pues “fue complicado” dar con un notario que supiera cómo se celebran los contratos bajo esta ley.
Para la celebración de un contrato bajo la Ley de Libre Convivencia, las partes deberán acudir ante un notario y presentar actas de nacimiento, identificación oficial y un documento que acredite que ninguno de los interesados, está casado.
La ley dice que no podrán constituir libre convivencia, las personas unidas en matrimonio y aquellas que mantengan vigente otra libre convivencia.
El presidente del Colegio de Notarios dijo en entrevista que todos los profesionales de este ramo están capacitados para celebrar un contrato como lo marca la ley.
Aunque la ley es una, la celebración de un contrato puede tener especificaciones propias de cada pareja o grupo de personas interesadas en firmarlo, qué tipo de derechos están dispuestas a compartir, por ejemplo.
Otra familia que está a la espera de firmar un contrato de este tipo es la formada por Diana Mirna Lozano, su madre y su sobrino, enfermo de diabetes y a quien ella le quiere compartir su seguridad social ante en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS)
El rechazo
Mientras se debatía este ley en Jalisco en el 2013, grupos conservadores se opusieron al señalar que se trataba de una ley que “abría la puerta” a los matrimonios gay.
Los promotores de la iniciativa aseguraron que la ley “no tenía dedicatoria” y que cabían en ella los distintos tipos de familias.
Sin embargo, la iniciativa decía originalmente que la libre convivencia era un acuerdo entre dos personas de diferente o mismo sexo que establecían un hogar común con voluntad de permanencia y ayuda mutua y se constituía en el Registro Civil, pero fue modificada en las comisiones del Congreso de Jalisco para ser un contrato civil firmado ante notario que se asocian “para brindarse ayuda mutua”.
Guzmán adelantó que buscará otros beneficios con el contrato que firmó de libre convivencia.
“En el colegio donde estudia mi hija, hay un seguro para padre de familia, buscaré que este contrato lo hagan válido para que mi hija y yo también tengamos derecho a este seguro familiar”, dijo.
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